El plagio[1]
Mauricio
Yáñez
In memóriam de
Jorge Luis Borges
En
el centenario de su natalicio.
En mi recorrido por el camino de los sueños
encontré esta historia: Soñé a un hombre, Geraldino Santarrosa, que a su vez se
encontraba en una dulce ensoñación. El hombre de mis sueños, en su propio
visión imaginaba a otro hombre, Nicolás F., quién con ahínco y virtud frente a
su cansada máquina de escribir, a la que por cierto alguien le sustrajo algunas
teclas lo que hacía su esfuerzo doblemente interesante, se le miraba en un
acelerado tránsito llenando con narraciones de las más fatuas historias cuantas
hojas en blanco cruzaban su paso. La profesión de este hombre es fácilmente
identificable: escritor.
Al
principio de su volátil existencia, sus narraciones fueron tomadas como
indicios de una locura inminente. Nadie dijo: «será
un gran escritor». Todos, con sorna en sus
palabras, dejaron en claro que, llegado el momento, el manicomio gustosamente
lo acogería. Nicolás caminó por la vida y sin preocupaciones escribió, incluso
de más, todo lo que a su entender fuera suficiente para crear una historia y
otra y otra más.
Creció
y escribió o, mejor dicho, se llenó de historias mientras las manecillas del
tiempo, sin vacilación y dando curso a nuevas experiencias, tejieron el cuerpo
de su propio trabajo alejándose a grandes pasos de su generación, la de nuestro
escritor, que bien a bien sólo era un sueño, el de Geraldino Santarrosa que en
sí mismo también era producto de un sueño. No obstante, Nicolás F., el
escritor, contaba con una realidad propia, aparte si se quiere, pero llena de
significado, producto de la dinámica misma de su acción. No así el hombre que
lo creó cuya aportación sólo era transitoria mediante su propio sueño. Sin esta
condición la historia de Nicolás más que imposible, nos resulta impensable.
Los
temas tratados con diligencia y buen tono por Nicolás F., iban de las llanas
ficciones, tomadas sólo como ejercicios literarios, hasta las narraciones con alma
y rostro con una clara inferencia sobre las complejidades de "la comedia
humana" que, sin duda, le eran lejanas por su condición etérea. Las
páginas fueron insuficientes para abarcar sus cientos de manuscritos y en las
bibliotecas, con cierta frecuencia, algunas manos han tenido el acierto de
posarse en ellos para darles vida, la vida que sólo mediante la plena comunión
con la literatura se puede proporcionar a la palabra, cualquiera que sea su
origen, es decir, la verdadera vida del Logos, de la razón. Geraldino
Santarrosa algunas veces despertaba dando por concluida, en esas horas de
vigilia, la producción de Nicolás F., su otredad literaria.
Los
nuevos vientos trajeron sus propios frutos, los escritores más connotados no
dejaron de admirar, criticar, reseñar, analizar o simplemente leer las obras de
este narrador a quien la fama y el prestigio no le produjeron mayor problema.
Su producción proseguía mientras Santarrosa, que era su verdadero dolor de
cabeza, lo permitiera.
Emprendió
un viaje por la parte sur del continente, conversó y en ocasiones discutió
acaloradamente con escritores de prosapia, intercambió impresiones que lo
acercaron a las fronteras de la madurez creativa. Se adentró en la narración
mágica en cuya breve totalidad quedó atrapado. Incursionó en la novela
recreándose en esos extensos mundos y se dio tiempo para visitar la tumba de
sus propios personajes. En esa plenitud, creó su obra trascendental y por la
que dejó de ser una invención, la tituló de manera extraña, como su propio ser:
"La oscura mirada de la matemática",
obra que se acerca con mucho a lo que los doctos han gustado en referenciar
como novela total.
Si se busca con suma dedicación, el libro aludido puede encontrarse en librerías o bibliotecas junto a otras obras de este prolífico escritor. Los editores han hecho un trabajo espléndido por mantenerla vigente, toda vez que respetaron las tipografías de su primera edición. En su portada puede leerse, además del enigmático titulo, el nombre de Geraldino Santarrosa, su autor.
Tultitlán, México, en el año del Señor de 1999.
[1] Publicado en el Boletín
Cultural ENAH. Órgano informativo y cultural de